En este número de nuestra revista hay buena muestra de la poesía actual, de la poesía que se escribe e incluso se publica, con el permiso o no de la acotada industria editorial. Publicar, ya sabéis queridos lectores, esa labor arriesgada pero tremendamente vocacional, extrema y harto meticulosa, que a pecho descubierto se enfrenta al vacío, a la indolencia y desinterés de las grandes editoriales que funcionan a tiro fijo sin vocación de aventura y mucho menos de riesgo y, a los que tenemos la pretensión de publicar sin ser parte del glamour del famoseo, que no aparecemos en las crónicas rosa ni en los reality show ni en concursos ni en cotilleos de la caja cada vez más tonta que es la tele, nos convierte en editores de nuestros propios libros. La poesía es una ventana al mundo de quien la escribe, una huella, tal vez, del enigma que somos (como diría Borges), se trata de una pasión más que de un deber pues se escribe por necesidad.
Un poema, como un árbol, crece, necesita luz, aire y tierra; necesita oxígeno. La poesía no cuenta nada, no relata historias ni crónicas, pero de alguna manera refleja la realidad de una época, la certeza de un determinado momento. Este 2021 quizá sea el año de la transformación, tras el nefasto 2020, hemos reinventado costumbres, quehaceres y espacios. Un desafío en lo personal y profesional. Y por difícil que pueda parecer, el confinamiento nos ha facilitado tiempo para leer y evadirnos de la severa realidad y en estos momentos en que las incidencias víricas están en claro descenso, la nueva normalidad está a la vuelta de la esquina, se lee más, se escribe más y se publica más, damos vida a las letras y las letras responden dándonos vida a la gente.
Los libros de poesía más sugerentes e insinuantes los tienes al alcance de la mano. Libros que no dejarán a ningún lector impasible. ¿Impasible? Ni mucho menos. Ni impasible ni indiferente. Libros de poesía que son el santo grial de la inspiración. Todo lo que leas en poesía te puede haber pasado, o puede estar pasándote en estos momentos si es que no te ha pasado ya; en cualquier caso, toma buena nota, prepara tu mente-cuerpo-alma-espíritu porque irremisiblemente estás condenado a disfrutar o padecer los efectos de la poesía. Efectos devastadores o efectos edificantemente virtuosos, según se mire.
Al final de las páginas de esta revista, encontrará el lector títulos de libros de nuestra Colección Poetas de Hoy, publicados recientemente, de autores y autoras que se han enfrentado a la página en blanco durante semanas, meses e incluso años, para exteriorizar sus dilemas, asombros, vacilaciones, al cabo de todo, se han enfrentado a sus dudas. Se escribe desde la inquietud, de lo que en realidad somos, de lo que conocemos, luego las palabras obran su propia alquimia.
Los poemas son visuales, lo que lees, aunque mires a otro lado, es lo que ves, los poemas te van a transmitir su mensaje, van a delegar en ti la responsabilidad de hacer de un escrito todo un poema o una insignificante nadería. ¿No crees que el poema trastoca el orden y el desorden, que enmaraña y desordena la idea que teníamos de la poesía?
¿Pero cómo se lee un texto poético, cómo se lee un poema? Cambia el chip. O mira si no el caso de Nicanor Parra. ¿Qué quién es Nicanor Parra? Por favor, Nicanor Parra, no es tan sólo el padre de la anti poesía, sí, ya sabes ese sentimiento contrario o quién sabe si complementario a lo que conocemos como poesía a secas, pero en ambos casos, sentimientos transmitidos mediante la palabra, la palabra en prosa o en verso. Te estoy liando, si crees que te estoy liando es que necesitas doble ración de poesía, de anti poesía, digámoslo claramente, tú necesitas poesía directa, poemas que te lleguen a ese rincón de tu cerebro que se debate entre la pedantería y la vulgaridad. No más poesía floripondríaca, sensiblera, compasiva, ingenua, incauta… la poesía está hecha para derribar murallas, tus murallas, nuestras murallas físicas mentales y espirituales.
La poesía es un hacha, es la sorpresa y el asombro, la paradoja y el equívoco, la curiosidad y el deseo. La introspección. La poesía apunta a la verdad, a tu verdad. El ineludible efecto de la personificación está y no está. Jocosamente enigmática, e imprevisiblemente díscola, errante, acomodada, anacoreta, contradictoria.
Interpretar el arte es un error. No intentes tocar el poema. Siéntelo. Siéntelo como una catarsis. No pretendas satisfacción ni placer. El lenguaje poético proviene de profundas fuerzas inmateriales, impulsos mentales que van más allá de lo simbólico, no es algo que podamos desentrañar con la razón del intelecto. Siéntelo como si fueras un niño, libera tensiones y purifícate. No busques el poema perfecto, es preciso esculpir, moldear, elevar el lenguaje al no lenguaje, sentir sin sentir… la poesía irá a tu encuentro y producirá en ti una concatenación de sentimientos mediante alusiones metafóricas que apelan a la descarga de placer, a las preguntas sin respuesta y, si acaso, al cumplimiento de los deseos.
Libérate. Lee poesía.
Alonso de Molina
CEO De Sur a Sur Ediciones